lunes, 25 de noviembre de 2013

Recuerdo que aquel miércoles no había llovido, lo cual era extraño porqué las últimas dos semanas al mundo se le había antojado ponerse un pelín apocalíptico.
De repente, me sentí como en el ojo del huracán, demasiado sol, demasiada calma. Era como si  todo a mi alrededor supiera de alguna forma que ella iba a aparecer y procurara las condiciones óptimas. Y no me extrañó, ella siempre había sido calma.

Pero no aquel día.

Me costó reconocerla en un principio. No era tal y como yo la recordaba, había algo en ella un tanto perturbador, oscuro, triste... su sonrisa hablaba más de sus lágrimas que sus ojos, tan grises como de costumbre, tan suyos, tan de nadie. 
Su pelo rojo, antes rubio, brillaba como llama incandescente frente a aquel paisaje en blanco y negro.
Y así, antes de que me diera cuenta, se sentó a mi lado quemándome los ojos, los recuerdos y el alma áspera de sus arañazos.

"Me alegro de que al fin acudas a la cita inaudible"- Me dijo sosteniendo el aliento.

Entonces me di cuenta.

Esta vez, ella había traído la tormenta.







A.


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Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-25711/2013-.Alba R.Porlan©


viernes, 8 de noviembre de 2013

Yo sabía que ella tarde o temprano iba a estallar. Le corría pólvora por las venas. 

Lo que jamás imaginé, es que yo iba a ser la chispa que la prendiera. 
Yo, que nunca he sido mucho más que poco para el resto. 
Yo, que no logré adecuarme a su ritmo, y siempre iba tan lento. 
Yo que siempre he sido agua para su fuego.

Pero estalló. 

Y con ella, miles de pedazos de lo que un día quisimos conservar en formol, esparcidos por todo el salón, manchando la alfombra. Manchas uniformes de sueños, de todos aquellos sueños que decidimos echar por la borda. Aquellos sueños de cuando aun podíamos soñar, sin esperar nada a cambio.

Y así, se fue  Pero no sin antes darme una buena bofetada. Que se me antojó más caricia que bofetada por anhelar sus manos rasgando mi piel.
Se fue  y aunque yo sabía que lo haría, no hice nada. 
Quise detener el mundo con ella y el mundo me detuvo a mi.

Yo, que fui chispa para su llama sin saberlo.
Yo, que ahora no soy nada más que un recuerdo fugaz en su memoria cada vez que pisa la alfombra donde yacen nuestros sueños.

Pidiendo agua.
Perdiendo vida...


"Let her stop the world."





A.


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Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-8/11/2013-.Alba R. Porlan©






martes, 15 de octubre de 2013

Ella me recordaba a una luciérnaga. 

Tenía como une especie de luz propia,  nadie sabía de donde venía pero el hecho es que brillaba de una manera extraña. Extraña y hermosa. Podría deciros que era su mirada lo que la hacía resplandecer, o su manera de ser, o su voz... pero os mentiría. 

Nunca logré descubrirlo.

Pero ella no me recordaba a una luciérnaga por eso. Me recordaba a una luciérnaga porque todo el mundo quería poseerla. Atraparla y mantenerla cautiva en un tarro de cristal. La querían egoístamente para que les alumbrara y embelleciera las noches, dando vueltas en un mundo transparente y sin aire.

Y a veces lo lograban. 

Pero ella siempre se escapaba, y volaba lejos.

Yo nunca quise tenerla. Miento, si que quise. Pero no tuve valor a enjaularla. El mero hecho de verla libre, irradiando aquella luz tan intensa, me era suficiente.

Aún después de todos estos años, tengo la sensación de que sigue a mi lado, susurrándome al oído que la libertad más grande es la libertad de permanecer al lado de alguien que sólo quiere verte libre.

Y como siempre, al instante, echaba a correr gritándome...

"No me atraparás... no me atraparás"





A.


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Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-14/10/2013.-Alba R.Porlan



jueves, 10 de octubre de 2013

Ella te mira a través de su ventana porqué es la única manera de acceder a tus sueños. 

Su mirada gélida es una calcomanía que en tu piel dura más de cien lavados.
Como herida abierta que suplica la sutura de sus besos. Como herida abierta que no recibe más que agua.
Y entre gota y gota, sus palabras. 

Y te asombras de que aunque no diga nada te lo diga todo. En un susurro. En un delirio. En un instante tan eterno que te atrapa. 

Auténtica autómata a través de mil batallas. Tras las cortinas de su alma y los engranajes que no encajan, cómo aleteos exasperados de alguien a quien no engañas. 

Ella. Ella no se apaga.

Sólo calla, y te mira a través de la ventana. Porqué és la unica manera que tiene de soñarte... mientras el tiempo, que no existe, se le escapa.


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A.



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Texto y dibujo inspirados en la novela "Las Eternas" de Victoria Álvarez.



Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-10/10/2013-.Alba R. Porlan



lunes, 7 de octubre de 2013

Llevaba días que se sostenía sólo con el aire. 

Sentía como poquito a poco se iba haciendo más ligera y transparente. 
Su sangre corría como un río de agua por sus venas de plástico. 
Cada vez que se daba cuenta de su realidad, estallaba en mil pedazos. Pequeños retales de su alma por todas partes. 
Como susurros, como susurros formando espirales de aire. 

Pero al instante volvía en si. 

Volvía a formarse desde su esencia, comprendiendo cada cinco segundos el destino de quién era.
Por qué vivía y por quien respiraba, por quien se elevaba y porqué estallaba. 
Y así cómo pez que pierde la memoria, al momento se olvidaba de todo y volvía a hacerse transparente.

Translúcida.
Cuerda.
Confusa.

Fluyendo como anhelo de quien busca algo, y encuentra... pero ignora. 

Y así, poquito a poco más ligera, más nada, más suya, más todo.

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A.




Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-07/10/2013-.Alba R. Porlan


domingo, 6 de octubre de 2013

Siempre dormía, pero no se daba cuenta.

Sabía que estaba viva porqué a veces me dedicaba miradas. Aunque vacías.
Cómo si tuviera una gran herida en medio del pecho, supuraba palabras que jamás logré entender.
Y de tanto en tanto explotaba, renaciendo de sí misma, sin cenizas ni nada. 
Siempre se bastaba sola para conseguir que me asustara. 

Y me calmara. Todo a la vez. 

Pero siempre dormía. Yo nunca quise despertarla. 
Sabía que conocía todas las respuestas a mis preguntas, pero nunca quise descubrirlas.
Y así, mientras dormía yo me iba embriagando con sus lágrimas.

A cambio de qué, a cambio de nada.

Y yo, yo viviendo con miedo a que un día despertara,
me sentaba a su lado y la miraba despacio, mientras abría los ojos y me decía..


"Arráncame eso que me mata y mátame cuando te plazca".



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A.





Acuarela y lápiz sobre papel granulado-.06/10/2013.-Alba R. Porlan©

viernes, 4 de octubre de 2013

Se le congelaron los dedos aquella tarde.

 Se le congelaron de tanto apretar los puños contra sus bolsillos llenos de nada. Tenía los dedos fríos de bailar durante horas el vals de cien despedidas invisibles. Temblorosas. Como su respiración, expirando aire de ese que lleva mil palabras a saber donde. Allí donde nadie sabe. 
Y entre bocanada y bocanada, cerraba los ojos. Azules, profundos pozos de tristeza, de esos en los que nadie se atreve a reflejarse, por miedo a las legañas.

Se le congelaron los dedos aquella tarde. Se le congeló su ultima palabra en la garganta. Intentando agarrarse al viento que salía de su boca. Y que se estrellaba contra el frío. Como losa inevitable de el invierno que le pesaba en las espaldas. 

Y así, mientras se le congelaban los dedos y las ganas, repetía una y otra vez... 

"no me cortarán las alas, no me cortarán las alas, no me cortarán las alas, no...."


Frío.

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A.





Acuarela sobre papel granulado y lápiz-.04/10/2013-.Alba R. Porlan©

miércoles, 2 de octubre de 2013

A ella le gustaba pintar. 

Pintaba porqué decía que era la única forma que tenía de abstenerse del mundo. Pero yo creo que pintaba sin motivo, pintaba porque era parte de su ser, y aunque ella se empeñara en buscar razones... yo lo sabía. 

Solía pasar horas callada, no necesitaba decir nada para expresar lo que sentía, a menudo sólo hablaba a través de sus pinceles y entonces la podías ver sonreír por las comisuras de los labios. 
Le encantaba mezclar colores, pese a que su color favorito era el negro, supongo que eran esas pequeñas contradicciones que ella tenía las que la hacían ser como era. 

Su manera de hacer las cosas a su manera, rozando a menudo la locura, la elevaba a un lugar exento de problemas, del que yo nunca fui partícipe. 

En el fondo, creo que me quedé a su lado porqué era la única persona capaz de zambullirse de pleno, una y otra vez, en un mundo tan diferente al mío, que el sólo pensar en escapar, en huir con ella, con ella y sus pinturas, me daba vértigo. 

Un vértigo delicioso.


A.



Acuarela y lápiz sobre papel granulado-.02/10/2013.- Alba R, Porlan©.