De repente, me sentí como en el ojo del huracán, demasiado sol, demasiada calma. Era como si todo a mi alrededor supiera de alguna forma que ella iba a aparecer y procurara las condiciones óptimas. Y no me extrañó, ella siempre había sido calma.
Pero no aquel día.
Me costó reconocerla en un principio. No era tal y como yo la recordaba, había algo en ella un tanto perturbador, oscuro, triste... su sonrisa hablaba más de sus lágrimas que sus ojos, tan grises como de costumbre, tan suyos, tan de nadie.
Su pelo rojo, antes rubio, brillaba como llama incandescente frente a aquel paisaje en blanco y negro.
Y así, antes de que me diera cuenta, se sentó a mi lado quemándome los ojos, los recuerdos y el alma áspera de sus arañazos.
"Me alegro de que al fin acudas a la cita inaudible"- Me dijo sosteniendo el aliento.
Entonces me di cuenta.
Esta vez, ella había traído la tormenta.
A.
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Acuarela y lápiz sobre papel granulado.-25711/2013-.Alba R.Porlan© |