lunes, 6 de enero de 2014

Tenía débiles las piernas de desandar lo que ya había andado.

Los huesos a flor de piel de sentir tanto con las entrañas. El pelo despeinado y enredado de luchar contra mil vientos. Y las manos agrietadas de nadar a contracorriente.

Tenía mil años de daños a prueba de fracasos que de tanto en tanto olvidaba para lograr un instante de tregua. Tenía las yemas suaves de acariciar filos de cristales con sus dedos. Y la sangre ardiente de intentar apaciguar cien fuegos.

El humo que le salía por las orejas la tenía por la noches en vilo, dejaba las ventanas abiertas para que sus sueños se escaparan con el frío.

Tenía todo lo que era suyo y lo que un día hasta fué mío. Tenía tanto que sus ojos no veían más allá de lo que no era nada. Nada más de lo que tenía, le dolían mil espadas.

Tenía todo.

Tenía todo, como losa sobre su espalda.





A.




Encáustica artesanal sobre lienzo preparado a mano.-6/01/2014-.Alba R. Porlan©